Pamela Anderson: «Cuando hice Playboy dije que quería ser buena madre y ganar un Oscar»

Gia Coppola rescata a la ex vigilante de la playa y le regala una segunda vida, esta vez en el cine independiente; probablemente esta sea su primera competición en un festival clase A

The Last Showgirl termina con un primer primerísimo plano de Pamela Anderson. Ella sonríe, sonríe fuerte y enseña los dientes perlados enmarcados en el pintalabios rosa. Sonríe como para espantar el fin del mundo. «Nadie dirá que no lo dimos todo», parece pensar su personaje, Shelley, una bailarina de cabaret a la que retiran cuando el local de variedades en el que trabaja, The Circus, decide cerrar Le Razzle Dazzle, un espectáculo sicalíptico a la antigua usanza, «con sus bailes y sus vestidos de plumas», y sustituirlo por algo «más atrevido, más sucio», con bailarinas más jóvenes.

El showbusiness retratado como un circo en el que, cuando se apagan las luces, los payasos y los animales vuelven a su parque de caravanas deprimente, lejos de las luces y las lentejuelas. Por algo The Last Showgirl tiene lugar en Las Vegas, la ciudad en la que las luces enceguecen la miseria.

 A Pamela Anderson no le dio tiempo de que la bajaran del pedestal como actriz porque nunca tuvo la oportunidad de interpretar un papel más allá del de rubia voluptuosa.

“Cuando vi su documental supe que ella debía interpretar a Shelley y nadie más”, ha confesado Gia Coppola, la directora de The Last Showgirl, durante la rueda de prensa este viernes en el Kursaal. Con la cara lavada y un vestido rosa palo, Anderson ha aparecido en la sala de prensa, humilde y agradecida por esta oportunidad.  (Agencia / confidencial)