El Gobierno iraquí ha autorizado el envío de milicias chiíes en un intento de recuperar la ciudad de Ramadi, capital de la provincia de Al Anbar, de mayoría suní, que este domingo fue tomada por los yihadistas del Estado Islámico (EI). “Estábamos esperando la orden para marchar hacia Ramadi”, asegura un portavoz de la milicia chií.
Según fuentes del Gobierno regional de Al Anbar, alrededor de 500 personas han muerto durante los combates en Ramadi y entre 6.000 y 8.000 han huido, en una batalla que ha supuesto uno de los golpes más duros a la coalición liderada por EE UU contra el Estado Islámico. Por su parte, la organización liderada por Abubaker al Bagadadi ha difundido en sus foros que ha matado a “docenas de apóstatas”, en alusión a soldados del Ejército iraquí.
Athal Fahdawi, miembro del Consejo de la provincia de Al Anbar, ha descrito la situación como de “colapso total”. Ramadi era una de las pocas ciudades de la región que todavía estaban bajo el control del Gobierno iraquí.
A pesar de la derrota, Washington confía en que las fuerzas iraquíes puedan volver a tomar el control de la capital de Al Anbar. “Estoy convencido de que en los próximos días la situación cambiará", ha señalado el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, durante un viaje a Corea del Sur.
La portavoz del Pentágono, Elissa Smith, también ha tratado de calmar los ánimos. “Ramadi ha sido centro de las batallas desde el pasado verano y ahora el Estado Islámico tiene la ventaja”, lo que no significa, según Smith, que los yihadistas estén venciendo, sino que la coalición debe seguir apoyando al Ejército iraquí.