España gana su cuarta Eurocopa de su historia al derrotar 2-1 a Inglaterra en Berlín y se convierte en la selección más laureada del continente
Los goles de Nico Williams y Mikel Oyarzabal convierten al equipo de todos en el único con cuatro eurocopas en su palmarés
El domingo 14 de julio de 2024 quedará para siempre como el día en que un grupo de jugadores se convirtieron en eternos.
España ha conseguido en lugar legendario como el estadio Olímpico de Berlín convertirse en la primera selección de la historia en ligar un póquer de eurocopas.
Y lo ha hecho en una final digna de la inmortalidad ante una brava Inglaterra que sólo cedió cuando la prórroga parecía inevitable.
Los internacionales de Luis de la Fuente, que se han presentado en el coliseo berlinés con la camiseta de la Euro 96´, en la que los británicos se impusieron en cuartos a los Zubizarreta, Hierro, Nadal, KIko o Julio Salinas, han conseguido el desquite en un partido muy disputado de inicio y en el que Luis de la Fuente ha optado por el regreso de Carvajal y Le Normand en defensa.
Los de Southgate le han cedido la posesión a una España con dificultades ante el repliegue rival, buscando siempre las internadas de Nico Williams por el costado zurdo.
La Selección llevaba la manija del encuentro pero no acababa de encontrar a Pickford, mientras Unai tenía que emplearse a fondo al término del primer acto en un peligroso disparo de Phil Foden.
Rodrigo se quedaba con molestias en el banco al intermedio, sustituido por Zubimendi para lo que sería una espectacular tormenta de fútbol tras la reanudación.
A los dos minutos, una combinación entre Carvajal y Lamine encontraba por fin a Nico Williams por izquierda a lo que el pamplonés respondía con un certero zurdazo lejos del alcance de Pickford.
Noqueada por el tanto, Inglaterra aguantaba los mejores minutos españoles con un Lamine Yamal liberado en la banda derecha y Dani Olmo amenazando en cada acción la portería anglosajona.
El meta Pickford sostenía a Inglaterra, mientras Southgate daba entrada a Watkins, héroe en semifinales, por Harry Kane, así como a un Cole Palmer que levantaba al público inglés de sus asientos con un gran remate ajustado desde la frontal para equilibrar la balanza.
Ante el golpe, España volvía a sacudirse el polvo, levantarse y volver a confiar en el talento y resistencia de sus mejores hombres. La gloria tenía reservado su papel para el eibarrés Mikel Oyarzabal, sustituto de Morata, y que encontraba a Cucurella por izquierda a tres de la conclusión para aprovechar, habilitado por milímetros, el servicio del catalán y sacarle brillo al trofeo de campeones.
Aún la providencia volvería a jugar a favor de obra con un milagroso balón que Olmo sacaba en la línea de gol ya con el cronómetro ansioso de celebraciones.
2-1 final con Morata alzando el trofeo al cielo de Berlín y SM el Rey sumándose a la fiesta de una Selección cuya leyenda, hoy más grande si cabe, está determinada a continuar. (RFEF)