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El encuentro de ayer Trump y Putin ha sacudido los cimientos de Washington.
Parecía que todo se le podía perdonar a Donald Trump. Que no había ninguna decisión, ningún escándalo, ninguna crisis que pudiera encender las alertas en su partido y entre los medios de comunicación que le apoyan. Que, en sus propias palabras, "podía disparar a alguien en la Quinta Avenida y no perder un solo voto". Pero finalmente ha ocurrido: la rueda de prensa tras su encuentro con el presidente ruso, Vladimir Putin, en el que atacó a la inteligencia estadounidense y al FBI para defender a Rusia de las acusaciones de influir en las elecciones de 2016 a su favor, ha desatado una catarata de mensajes de rechazo y de acusaciones de traición. Hasta la cadena ultraconservadora Fox News, en un acto sin precedentes, ha criticado al magnate por su actitud. (Economista América)