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La introducción en Alemania en 2015 de un salario mínimo produjo un ajuste de los precios de venta y de la jornada laboral, pero no condujo a despidos masivos como algunos políticos y economistas predijeron, según un estudio publicado el miércoles.
Según el instituto IAB de investigación sobre el empleo, que analizó la situación a través de un sondeo entre 16.000 empresas, menos del 5% de los empresarios que el 1 de enero de 2015 tuvieron que aumentar la remuneración de sus empleados llevaron a cabo despidos.
En cambio una empresa de cada cinco (18%) elevó los precios de venta de sus servicios o productos, cuyo coste de producción se encareció. El mismo porcentaje de compañías adaptó la jornada laboral y una de cada diez moderó sus contrataciones.
En total, el IAB estima en 60.000 el número de puestos perdidos o no creados a causa de la instauración del salario mínimo, en un mercado de 42 millones de personas activas en Alemania.
Berlín, rompiendo con la tradición alemana de no inmiscuirse en las negociaciones salariales,introdujo un salario mínimo de 8,50 euros brutos por hora el año pasado, como una concesión de los conservadores de la canciller Angela Merkel a sus socios de gobierno socialdemócratas.
Algunos conservadores y un cierto número de economistas predijeron entonces una oleada masiva de despidos. El desempleo se encuentra, sin embargo, en su mínimo desde la Reunificación, a 6,1%, y el salario mínimo aumentará el 1 de enero de 2017 a 8,84 euros por hora. (Finanzas.com)