¿A qué se parece la comida espacial? Iremos a Bremen y Barcelona para conocer la respuesta.
(ESA).- No es fácil producir comida en el espacio pero es posible. Cosmonautas rusos le hincaron el diente al primer cultivo experimental en 2003 y, el pasado mes de agosto, astronautas estadounidenses se deleitaron con la primera lechuga espacial. Pero aventurarse a ser agricultor espacial no es tan fácil.
Un equipo respaldado por la Agencia Europea Espacial ha medido cada detalle: "Las cifras básicas con las que trabajamos son: 5 kilos por día y astronauta en términos de consumo metabólico. Un kilo de oxígeno, un kilo de comida deshidratada y tres kilos de agua. Todo ello necesario para hidratar la comida", explica, Brigitte Lamaze coordinadora del proyecto piloto MELiSSA, ESA.
Varios proyectos en curso están perfeccionando los métodos para obtener comida espacial.
Experimento con ratas y algas
El consorcio MELiSSA se encarga de diseñar un sistema que permita a través de un circuito cerrado generar vida en el espacio.
Aquí, las ratas respiran el oxígeno producido por las plantas y, a su vez, las algas recuperan el CO2 expulsado por las ratas.
"Al respirar, las ratas producen CO2. Las microalgas capturan ese CO2 y, gracias a la luz generada en este biorreactor, se produce la fotosíntesis, como resultado de ello obtenemos oxígeno. El oxígeno vuelve al compartimento donde se hallan los animales y el proceso se repite en este circuito cerrado", explica Francesc Gòdia, profesor de Ingeniería Química de la UAB.
Uno de los grandes logros del equipo de MELiSSA consiste en este sistema que incrementa de manera instantánea el volumen de oxígeno producido por las microalgas.
"La intensidad de la iluminación del fotobiorreactor depende de la cantidad de oxígeno requerido por las ratas", continúa Francesc Gòdia.