Programa electoral del PSC de L’Hospitalet para las elecciones municipales del 28 de mayo. La mejor propuesta electoral progresista para poder revalidar y ampliar la mayoría socialista en nuestra ciudad, seguir transformándola y conseguir una ciudad más justa, equitativa, próspera y sostenible.

CONTEXTO SOCIAL

En la actualidad nos encontramos en una situación de crisis económica y social, a pesar de

que los datos no sean tan negativos como los del 2008. La COVID-19 y la

Guerra de Ucrania nos dibuja un contexto complejo.

La situación de pandemia tuvo una grave afectación social, con recuerdos

que muchos de nosotros no esperábamos vivir. Tuvimos que actuar con

rapidez y de la forma más eficiente que colectivamente se pudo organizar

para hacer frente a la pandemia, pero la percepción negativa de esta situación y la

crisis posterior por los efectos de la Guerra de Ucrania todavía marcan el estado

general de los y nuestras ciudadanas.

Como en toda crisis, la ciudadanía negativiza todo lo que ocurrió a su alrededor,

incrementando ciertas carencias que como sociedad ya teníamos, agravando por

ejemplo problemas de salud, con fuerte impacto en el caso de la salud mental,

problemas económicos, problemas derivados de la alta inflación o la crisis

energética o la creciente preocupación por el entorno más inmediato y el global

ligado a la emergencia climática, entre otros.

Aunque se han tomado medidas y se han puesto en marcha actuaciones y

proyectos para aliviar la situación de la ciudadanía lideradas por el gobierno

socialista de Pedro Sánchez, la Guerra de Ucrania, que ha dejado en evidencia

que la Europa que conocemos también tiene fisuras, ha impactado de forma alarmante

en la economía del Estado y, por tanto, en la situación vital de los y sus

ciudadanas, debido al aumento de la inflación, el precio de la energía y las

materias primas. Por tanto, nos encontramos en una sociedad que afronta un futuro

con una situación de incertidumbre constante sobre lo que va a pasar.

Siendo conscientes de la situación, debemos tomar medidas teniendo dos miradas

complementarias como ciudadanos de L’Hospitalet, el corazón y el orgullo, para poder

salir adelante:

EL CORAZÓN: Una mirada cercana, empática y justa: para combatir la

percepción eminentemente negativa del entorno y la sensación agravada de

vulnerabilidad y abandono institucional. Dado el contexto de la crisis de la

COVID-19, se ha evidenciado más que nunca la importancia del nivel de las políticas de proximidad ligadas al bienestar social, la vivienda, la dotación de espacios públicos, servicios y zonas verdes de proximidad. Éstas han sido las políticas que han definido a los socialistas en la ciudad y deben seguir siendo el corazón que guíe nuestras políticas futuras.

EL ORGULLO: Una mirada con una perspectiva larga, de una ciudad que tiene un futuro por delante: esta mirada es importante para entender que se debe proyevtar una perspectiva ilusionadora donde, sin dejar a ninguna persona atrás, debemos combatir ese sentimiento negativo y la amenaza de los populismos, para empezar un camino mejor juntos. Algunos de los proyectos que llevamos tiempo en la cabeza están a punto de hacerse realidad dando lugar a una ciudad que con orgullo será más cohesionada, justa, resiliente y sostenible. Contexto urbano L’Hospitalet no fue planificada inicialmente para ser una ciudad cohesionada.

Su impulso y crecimiento urbanístico fue a raíz del Plan comarcal de 1953, donde se definía la ciudad en franjas a través de las vías de comunicación (este-oeste) con Barcelona (la N-II, el Camí Ral, y la Granvia), creando una ciudad con el único objetivo de ser una extensión más de Barcelona. Para entender la ciudad desde un contexto urbano, también debe tenerse en cuenta que ha sufrido la servidumbre de paso de las líneas de ferroviarias de Vilafranca y Vilanova que dividen el municipio en 3 partes, y las 100ha dedicadas a polígonos industriales, situados en medio de la ciudad que fragmentan aún más la ciudad y segregan los barrios. La importante integración de L’Hospitalet con Barcelona contrasta con la débil conexión de sus barrios entre sí, con sus municipios cercanos (Esplugues, Cornellà o El Prat) y con las zonas de su entorno como Collserola o el río Llobregat.

 En número de habitantes, los últimos datos del INE (2021), muestran una ciudad con 264.657 habitantes (con un descenso de población del 1,8% respecto a 2020) y 110.686 viviendas. El 87% de estas viviendas, según Catastro, fueron construidas durante el franquismo y tienen, por tanto, más de 40 años. En aquella época, la ciudad se construyó sin servicios, equipamientos, zonas verdes y ni siquiera en muchos casos, calles 3 de 59 asfaltadas o alcantarillado y cuya población alcanzó casi los 300.000 habitantes (40.000 más que ahora). Durante los sucesivos ayuntamientos democráticos, se han realizado tres transformaciones urbanas.

 Actualmente, nos encontramos en un proceso de alineamiento de la ciudad de L’Hospitalet en términos de agendas urbanas globales en 2030 y sus potenciales puntos de modernización: como la innovación, la sostenibilidad o la digitalización. Para llevar a cabo esta adaptación, es necesario acabar de encajar todas las piezas de la ciudad de las anteriores transformaciones y adaptar tanto su diseño como su metabolismo urbano para llegar a los profundos cambios económicos que producirá, tanto la digitalización de la economía como la neutralidad climática fijada por la UE en 2050.

Sin embargo, es necesario continuar profundizando con las diferentes miradas sobre la ciudad, la de los barrios cohesionados que progresan y generan bienestar (ciudad de los 15 minutos) y la de la ciudad de oportunidades, abierta y metropolitana (ciudad accesible para 3,3 millones de personas en 40 minutos en transporte público).

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