Un 23 de julio se apago la voz de la cantante Amy Winehouse, tan solo con 27 años ya había conquistado a millones de personas,  niña prodigio dentro de la música que cautivó con sus canciones cargadas de sentimiento, Británica y judía, su voz recordaba a la de las grandes divas del jazz. Su tormentosa vida sentimental y su adicción a las drogas y al alcohol la convirtieron en noticias más allá de su música.

Ella era una persona encantadora y maravillosa”, describió Lady Gaga al tiempo de su muerte.

Amy Jade Winehouse nació en Londres el 14 de septiembre de 1983, hija de una farmacéutica, Janis, y un taxista, Mitch, que se separaron cuando la cantante tenía 9 años, un hecho que marcó su infancia, que transcurrió en el barrio de Southgate, al norte de la capital británica, jazz  su primera publicación de su álbum debut ‘Frank’ (2003).
«Escucho la música de nuestro tiempo y me enfado», decía Winehouse, que encontró en el jazz su refugio desde la adolescencia. «Diría que el jazz es mi lenguaje»,  decía una artista que en su adolescencia formó parte de la prestigiosa National Youth Jazz Orchestra.