Como cada año el Centro Peruano en Barcelona celebra el aniversario del fallecimiento del poeta peruano César Vallejo quien nació en Santiago de Chuco, pueblo en una zona alta del departamento de La Libertad, en Perú. Hijo de Francisco de Paula Vallejo Benítez y María de los Santos Mendoza Gurrionero, fue el menor de once hermanos.
Su apariencia mestiza se debió a que sus abuelas fueron indígenas y sus abuelos gallegos, uno de ellos fue el sacerdote mercedario José Rufo Vallejo, quien yace en las catacumbas de la iglesia del pueblo de Pallasca en Áncash.
Sus padres querían que se dedique al sacerdocio, lo que él en su primera infancia aceptó de muy buena gana; de ahí que existan tantas referencias bíblicas y litúrgicas en sus primeros versos.
Foto / Sr. Luis Espinosa Aguilar Cónsul General Adscrito del Perú
Sus estudios primarios los realizó en el Centro Escolar Nº 271 del mismo Santiago de Chuco, pero desde abril de 1905 hasta 1909 estudió la secundaria en el Colegio Nacional San Nicolás de Huamachuco.
En 1910 se matricula en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo, pero debido a problemas económicos retorna a su pueblo, con el propósito de trabajar y ahorrar para continuar luego sus estudios.
Foto / Sr. Maria Sala, Secretario de Ciudadania y Diversidad del PCS
Apoya a su padre en las tareas administrativas de gobernador y toma contacto con la realidad de los mineros de Quiruvilca, cerca de Santiago de Chuco, lo que recordará más adelante en su novela El tungsteno.
Viaja a Lima en 1911 para matricularse en la Facultad de Medicina de San Fernando, pero nuevamente abandona el claustro universitario por razones económicas o tal vez por desilusionarse de dicha carrera.
Foto / Sr. Ernesto Carrión, Secretaria de Ciudadanía y Diversidad PSC
Consigue un empleo de preceptor de los hijos de un rico hacendado de Acobamba (departamento de Junín, sierra central peruana), trabajo en el que permanece durante siete meses. Luego regresa a Trujillo, y en 1912 consigue un modesto empleo como ayudante de cajero en la hacienda azucarera “Roma”, en el valle Chicama, donde fue testigo de la cruel explotación de los peones indios.
Muerte en París
A inicios de 1938 trabaja como profesor de Lengua y Literatura en París, pero en marzo sufre de agotamiento físico. El 24 de marzo es internado por una enfermedad desconocida (después se supo que fue la reactivación de un antiguo paludismo que sufrió de niño) y entra en crisis el 7 y el 8 de abril. Fallece una semana más tarde, el 15, un viernes santo con llovizna en París, pero no un jueves, como se cree que vaticinó en su poema «Piedra negra sobre una piedra blanca». Se le realiza un embalsamamiento. Su elogio fúnebre estuvo a cargo del escritor francés Louis Aragon. El 19 sus restos son trasladados a la Mansión de la Cultura y más tarde al cementerio de Montrouge.
Al acto de celebración asistieron El Sr. Luis Espinosa Aguilar Cónsul General Adscrito del Perú en Barcelona, El Director de Relaciones internacionales del Ayuntamiento de Barcelona Pablo Sánchez Centellas, el Conseller Técnico de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, distrito de Nou Barris, El Sr. Maria Sala, Secretario de Ciudadania y Diversidad del PCS, Carlos Izquierdo, Conceller Técnico de Cultura, Susana Clerice, del PPC, representantes de aosciaciones, poetas y escritores.